"Estrés, ansiedad, depresión e insommio han sido las principales consecuencias del confinamiento"
- Agorafobia. Esta fobia se refiere al estado de ansiedad que afecta en espacios con límites abiertos e indefinidos. Después del confinamiento, el temor a la vida normal y pública nos podría generar terror al tener que abordad situaciones abiertas sobre las que no tenemos control.
- Claustrofobia. Es el miedo a espacios cerrados por la limitación de movimientos y la posibilidad de asfixia al no tener bajo control la posibilidad de abandonar el lugar. Podemos temer a los espacios cerrados por la posibilidad de contagio.
- Demofobia. Fobia hacia las multitudes, miedo a las aglomeraciones.
- Hipocondría. Enfermedad, cuidados intensivos, muerte... Estos temas que han estado de actualidad en los últimos meses pueden favorecer el incremento de esta fobia vinculada al miedo excesivo a enfermarse.
- Tanatofobia. Miedo a la propia muerte o a la de seres queridos. El ver y oír que tantas personas se han muerto nos puede trastornar profundamente.
- Rupofobia. Miedo a la suciedad. Puede aparecer como consecuencia de la limpieza y la desinfección continua y la desinfección tanto personal como del hogar. Todo esto se extiende al espacio público afectando a nuestra forma de relacionarnos con los demás.
- Eremofobia o autofobia. Miedo a la soledad, a estar solos con nosotros mismos.
- Afephobia o haptophobia. Miedo al contacto físico que genera incomodidad y repulsión. Es una fobia a entrar en contacto con otras personas debido al alto riesgo de contagio y a las normas de higiene.
- Anuptafobia. Miedo a quedarse soltero. Se origina por la presión social que nos "obliga" a tener pareja y del sentimiento que para evitar contagios habrá que esperar un tiempo.
¿QUÉ HACER?
- Nada es inmediato. Reanuda tu vida con calma para no generar más ansiedad.
- La ansiedad no te acompañará para siempre. Todo esto tiene un final y se puede gestionar.
- Habla del tema con tranquilidad y confianza. Esto te ayudará a ser consciente de lo que estás experimentando.
- Practica relajación, yoga, meditación...
- Usa el humor, ríe y ten cerca a personas que transmiten positividad y alegría.
- Si tú solo no puedes solucionarlo, busca la ayuda de un especialista.