sábado, 30 de mayo de 2020

LAS FOBIAS DEL COVID-19

"Estrés, ansiedad, depresión e insommio han sido las principales consecuencias del confinamiento"
  • Agorafobia. Esta fobia se refiere al estado de ansiedad que afecta en espacios con límites abiertos e indefinidos. Después del confinamiento, el temor a la vida normal y pública nos podría generar terror al tener que abordad situaciones abiertas sobre las que no tenemos control.
  • Claustrofobia. Es el miedo a espacios cerrados por la limitación de movimientos y la posibilidad de asfixia al no tener bajo control la posibilidad de abandonar el lugar. Podemos temer a los espacios cerrados por la posibilidad de contagio.
  • Demofobia. Fobia hacia las multitudes, miedo a las aglomeraciones.
  • Hipocondría. Enfermedad, cuidados intensivos, muerte... Estos temas que han estado de actualidad en los últimos meses pueden favorecer el incremento de esta fobia vinculada al miedo excesivo a enfermarse.
  • Tanatofobia. Miedo a la propia muerte o a la de seres queridos. El ver y oír que tantas personas se han muerto  nos puede trastornar profundamente.
  • Rupofobia. Miedo a la suciedad. Puede aparecer como consecuencia de la limpieza y la desinfección continua y la desinfección tanto personal como del hogar. Todo esto se extiende al espacio público afectando a nuestra forma de relacionarnos con los demás.
  • Eremofobia o autofobia. Miedo a la soledad, a estar solos con nosotros mismos.
  • Afephobia o haptophobia. Miedo al contacto físico que genera incomodidad y repulsión. Es una fobia a entrar en contacto con otras personas debido al alto riesgo de contagio y a las normas de higiene.
  • Anuptafobia. Miedo a quedarse soltero. Se origina por la presión social que nos "obliga" a tener pareja y del sentimiento que para evitar contagios habrá que esperar un tiempo.

¿QUÉ HACER?

  1. Nada es inmediato. Reanuda tu vida con calma para no generar más ansiedad.
  2. La ansiedad no te acompañará para siempre. Todo esto tiene un final y se puede gestionar.
  3. Habla del tema con tranquilidad y confianza. Esto te ayudará a ser consciente de lo que estás experimentando.
  4. Practica relajación, yoga, meditación...
  5. Usa el humor, ríe y ten cerca a personas que transmiten positividad y alegría.
  6. Si tú solo no puedes solucionarlo, busca la ayuda de un especialista.


domingo, 24 de mayo de 2020

VENCER AL MIEDO POST CORONAVIRUS

"El día a día será diferente a lo que recordábamos y tardaremos en recuperar por completo la normalidad de antes del coronavirus"

Después de tanto tiempo de confinamiento sin poder salir al exterior por motivos de seguridad y para evitar el contagio, se están observando consecuencias a nivel psicológico. El temor al contagio está presente. Muchas personas están experimentando miedo a salir de casa tras la crisis del coronavirus. El uso de mascarillas  para salir a la calle y los protocolos higiénico-sanitarios nos recuerdan a cada instante la dura realidad que  nos ha dejado esta terrible enfermedad. 

La desescalada, es decir, la vuelta a la normalidad de antes de la pandemia, no es tan sencilla como pueda parecer. Nuestra zona de confort o zona segura se ha visto reducida y debemos ampliarla de nuevo, poco a poco. Lo que está claro es que, antes o después, todo el mundo encontrará estrategias para adaptarse a esta situación. En algunos casos lo podrán hacer solos y en otros necesitarán la ayuda de un profesional que los acompañe.


RECOMENDACIONES 

  • Reconoce que tienes miedo e identifica los síntomas. El miedo es una emoción muy común. Cuando el temor nos afecta en lo cotidiano, debemos solucionarlo. Eso no nos hará menos valientes. Si el miedo genera pánico o ansiedad, intentarás evitar ciertos lugares y eso te llevará a tener más miedo. Es importante identificar los síntomas para actuar en cuanto se presenten.
  • Desensibilización sistemática. Es la exposición progresiva a las situaciones que nos provocan miedo. No evitaremos, sino que nos iremos acercando poco a poco a aquello que nos produce temor. En un primer momento podemos hacerlo acompañados por alguien que nos apoye si lo necesitamos. Por ejemplo, primero recorreremos distancias cortas, daremos un paseo, e iremos aumentando poco a poco la distancia. Luego iremos al supermercado, al trabajo, etc.
  • Normalizar los sentimientos de miedo y angustia. Cada uno tendrá que ser capaz de entender sus propias emociones y reacciones. Es importante hablar de lo que nos ocurre con familiares y amigos o, incluso, buscar ayuda profesional si fuera necesario. Los demás deben entender que el miedo es algo normal y no juzgarnos ni restar importancia al problema. Debemos ser compasivos con nosotros mismos y no machacarnos por sentir temor a salir de casa, ya que esto es contraproducente y puede ser el mayor obstáculo.
  • Limitar la información. El coronavirus, a diferencia de otras situaciones y problemas de carácter psicológico, es un temor hacia algo real. Es por eso que se recomienda limitar la información a la que estamos expuestos, ya que las noticias falsas o el exceso de información podrían llevar a incrementar los niveles de miedo y ansiedad. 
  • Establecer nuevas metas cada día. Es importante establecer objetivos personales cada día: dar paseos, salir a hacer deporte durante un tiempo determinado, etc. Seguiremos siempre las recomendaciones higiénico-sanitarias para que el riesgo de contagio sea bajo y mantendremos la distancia social al salir de casa. Buscaremos situaciones agradables, aunque al principio nos pueden resultar incómodas. 
  • Visualizar.   Es una forma de distraer a la mente de los pensamientos negativos y la ansiedad, logrando una actitud más positiva para afrontar aquello que nos produce miedo. Es un pensamiento que involucra todos los sentidos. La visualización funciona porque el cerebro no sabe diferenciar lo real de lo imaginario y provoca una reacción química parecida ante una situación real y otra imaginaria, activando las mismas zonas cerebrales que cuando se realiza la acción.  Practicar la visualización consiste en imaginar la situación con gran lujo de detalles que involucren la percepción de todos los sentidos, emociones y sensaciones.
  • Distractores. Cuando empecemos a sentir miedo, podemos hacer algo que nos distraiga y que nos haga olvidarnos de él. Por ejemplo, podemos escuchar música, tararear una canción, cambiar nuestro pensamiento por otro más agradable, empezar a respirar siendo conscientes de nuestra respiración y de cómo el aire entra y sale de nuestro cuerpo, etc. 
  • Descansar y no tomar cafeína. Reduce el consumo de sustancias estimulantes y descansa lo suficiente (durante el día o durante la noche), para conseguir que tu cuerpo se mantenga relajado y así evitar la tensión muscular que nos llevaría a sentir síntomas relacionados con el miedo y la ansiedad.
Con estos consejos minimizarás tus miedos y ansiedades ante el coronovirus y te enfrentarás a ellos con eficacia. Recuerda que la solución eres tú mismo. En cuanto incrementes tu autocontrol y reduzcas tus niveles de ansiedad, mejorarás y volverás a tu vida habitual pre-coronavirus.

Y si no lo consigues tú solo, busca ayuda profesional.

Re-acciona Psicología te ayuda a mejorar tu vida. 


jueves, 14 de mayo de 2020

COACHING Y PSICOLOGÍA ¿ES LO MISMO?

"El coaching se promociona como lo que no es mientras que la Psicología es una garantía"

Un coach es un experto en habilidades comunicativas que busca que su cliente (coachee) sea capaz de descubrir sus objetivos en la vida. El coach acompaña al cliente y hace todo lo necesario para que los compromisos y metas se alcancen.

El coaching es una metodología técnica que aplica conceptos y bases teóricas de la psicología a casos concretos y los adapta a las necesidades del cliente. Desde hace un tiempo, el concepto de coaching se ha convertido en una labor profesional no necesariamente vinculada con quienes realmente han estudiado a fondo la conducta y los procesos mentales, es decir, los psicólogos.

Últimamente el coaching se está vinculando más con lo espiritual y están creando nuevas etiquetas para que la gente se sienta "grupo". La idea de grupo los hace sentir diferentes y siguen al coach/gurú/predicador sin ni siquiera cuestionarse lo que están haciendo.

La desvinculación del coaching con la psicología ha permitido que personas sin estudios fundamentales sobre la conducta y las técnicas propias de la psicología ofrezcan servicios de coaching sin más validación que algunos cursos de formación privados.

Los psicólogos estudiamos durante años y de forma rigurosa y sistémica todo lo relacionado con la mente humana, el desarrollo de aptitudes y las técnicas y métodos que permiten que una persona mejore y pueda conseguir tanto sus objetivos personales como los profesionales. Además de la formación universitaria reglada, los psicólogos podemos formar parte de un colegio oficial profesional, aceptando un código ético y deontológico común para todos los profesionales del sector, garantizando así la seriedad y confianza en el servicio que prestamos. 

Los psicólogos tenemos una formación específica sobre técnicas comunicativas y  de entrevista, somos expertos en observación y podemos identificar síntomas, problemas o trastornos subyacentes. Poseemos además mayores conocimientos acerca de los procesos psicológicos y esto nos permite interpretar mejor la personalidad del paciente y todo lo relacionado con su ambiente psicosocial y/o laboral.

Los psicólogos también poseemos varios enfoques metodológicos y distintas técnicas con las que tratar al cliente dependiendo de su personalidad y sus objetivos. Podemos aconsejar pautas de actuación, entrenar diferentes capacidades e intervenir sobre las necesidades del cliente.

Los coaches no psicólogos siguen una metodología que se basa en sugerir y posibilitar la vida del cliente a partir de la conversación y el método socrático, pero no pueden intervenir directamente porque no están facultados ni disponen de recursos para ello. 

El coaching, al no regirse por ningún colegio profesional que garantice la buena praxis de sus colegiados,  tienen absoluta libertad para usar métodos de promoción y marketing cuestionables y pueden aplicar tarifas desmesuradas que no se corresponden con la calidad del servicio ni con la preparación del coach.

Los coaches NO PUEDEN TRATAR TRASTORNOS MENTALES. Los trastornos mentales solamente los pueden tratar los psicólogos clínicos y/o sanitarios. Jugar con la salud mental de los clientes es un DELITO. 

En resumen: si lo que buscas es un servicio de calidad que se adapte a tus necesidades y objetivos, contacta con un profesional de la psicología, ya que muchos tenemos conocimientos de coaching y te ofrecemos todas las garantías.

El coach es un árbol sin raíces ni troncos, solamente con los conocimientos que ha leído en libros o lo que ha aprendido en un curso. Te va a cobrar, te va a hacer sentir bien temporalmente, pero no te va a resolver la vida ni te va a solucionar los problemas. Al contrario, puede ser dañino dependiendo del caso por las carencias que posee en sus conocimientos y porque puede pasar por alto cosas importantes para la terapia.

El psicólogo es ese árbol con raíces profundas y llenas de conocimiento y con un gran tronco que sostiene una copa repleta de hojas, que son las múltiples terapias o técnicas que podemos aplicar. Nos seguimos nutriendo del conocimiento científico y, como ciencia, no somos estáticos, sino que seguimos expandiendo nuestras raíces para ofrecer lo mejor y con la mayor garantía.






sábado, 2 de mayo de 2020

CABIN FEVER O FIEBRE DE LAS CABAÑAS

"Cuanto más prolongado sea el confinamiento, más difícil será volver a una vida normal"

El coronavirus nos ha obligado a vivir confinados y ha cambiado nuestras rutinas, haciendo que nos tuviéramos que habituar repentinamente a una situación desconocida que tiene sus riesgos. Unos de ellos es el "Síndrome de la cabaña", "Fiebre de la cabaña" o "Cabin fever", que se da en personas que viven aisladas forzosamente en espacios estrechos, remotos, aislados o monótonos.


En este momento, debido a la crisis actual del coronavirus, se está dando.

Síntomas:

  • Falta de paciencia.
  • Sensación de sentirse enjaulado.
  • Soledad
  • Aburrimiento
  • Frustración
  • Sentimientos de cansancio y fatiga
  • Sentimientos de improductividad e insatisfacción.
  • Ausencia de motivación.
  • Falta de voluntad (abulia)
  • Pérdida de interés o satisfacción por actividades cotidianas (anhedonia)
  • Tristeza o desesperanza.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Reducción de la productividad.
  • Desconfianza y/o suspicacia.
  • Alteraciones del apetito (pérdida o ganancia de peso)
  • Alteraciones del sueño. 
  • Letargo
  • Aislamiento social
  • Irritabilidad
  • Pérdida de deseo sexual.
  • Depresión

Este síndrome no se da en todas las personas. Depende de su personalidad, sus circunstancias, su estilo de vida, sus relaciones sociales, antecedentes personales y familiares, sus estresores, su lugar de control, sus estrategias de afrontamiento y solución de problemas, etc.


Y AHORA EL MIEDO A SALIR DE CASA

Pero si estar en casa es una carga para muchos, para otros lo es el tener que salir a la calle,  ya que se han acostumbrado a estar en su casa, se sienten seguros y no quieren salir. Esto puede afectar a personas de todas las edades, ya que cada uno tiene una visión subjetiva sobre este tema. Afecta sobre todo a personas mayores, algunos adolescentes, niños pequeños y personas hipocondríacas. 

La gente mayor se cree vulnerable. Creen que se puede contagiar, o que se pueden caer y tendrán que ir a un hospital. 

Los adolescentes tienen miedo a la mirada de los demás y, además, hay que cumplir un protocolo encorsetado (mascarilla, distancia social, etc)  y a esas edades no les gusta seguir las normas. Les gusta ir a lugares donde puedan mantener a salvo de miradas su intimidad y su privacidad y eso, ahora mismo, es imposible.

Los niños pequeños tienen miedo porque piensan que el coronavirus es un monstruo. Además, les gusta salir con sus reglas: ir a parques, jugar con los amigos, no ir de la mano... En este caso, los debemos "obligar" a salir a la calle. Les podemos insistir diciendo que nos gustaría que nos acompañasen. El miedo se vence obligándonos a hacer las cosas con  miedo para darnos cuenta de que no pasa nada.

En el caso de las personas hipocondríacas se incrementa la paranoia.

Estas recomendaciones van encaminadas a recuperar una rutina lo más cotidiana posible: vida ordenada, alimentación sana, hacer ejercicio de manera periódica, hacer planes futuros para cuando volvamos a la normalidad, tener contacto con amigos y familiares fuera del núcleo familiar (aunque sea a través de reuniones sociales por videollamada). Lo importante es mantener la conexión con los demás.

Los cuadros más graves del "Síndrome de la cabaña" pueden provocar depresión. Es importante que en este momento seamos positivos y mantengamos contacto social con nuestro círculo más cercano. Si a pesar de todo los síntomas persisten es importante la intervención de un profesional que nos ayude a canalizar los sentimientos negativos.

Es importante no llegar a un estado de pánico. Para prevenir, es importante informarse bien, acudiendo a fuentes fiables que nos digan lo que hay que saber sobre el desconfinamiento: dónde, cuándo y cómo se producirá.

Se recomienda hacer ejercicios de respiración y relajación, que nos ayuden a centrarnos en el aquí y el ahora o buscar a una persona de confianza que nos ayuda a empezar a salir poco a poco y a ir perdiendo del miedo.

En situaciones más graves en las que aparece agorafobia o miedo a espacios abiertos, se sugiere buscar la ayuda de un profesional para volver a la normalidad.







LAS FOBIAS DEL COVID-19

"Estrés, ansiedad, depresión e insommio han sido las principales consecuencias del confinamiento" Agorafobia . Esta fobia se refie...