domingo, 26 de agosto de 2018

SINDROME POSTVACACIONAL


"Los síntomas se manifiestan días antes de la vuelta al trabajo y son comparables a cualquier depresión con episodios de tristeza notables"


El síndrome postvacacional, conocido también como estrés o depresión postvacacional, es un conjunto de síntomas que se manifiestan cuando nos incorporamos a nuestras obligaciones, ya sean laborales, familiares o de estudio, tras un periodo de vacaciones. Este síndrome no está aceptado como enfermedad ni se manifiesta en todas las personas.

Los más propensos a sufrirlo han vivido un cambio en sus ritmos biológicos (costumbres, horarios, etc) durante sus vacaciones. Se relaciona sobre todo con aspectos emocionales, pero también puede desencadenar y empeorar determinadas dolencias neurológicas como cefaleas, epilepsia o trastornos del sueño.

El síndrome postvacacional es producto de la visión que existe del trabajo como una actividad negativa, obligada y sacrificada. En sociedades en las que el trabajo se considera algo creativo, con sentido por sí mismo y digno para el ser humano, este síndrome es prácticamente inexistente.


SÍNTOMAS

La verdadera causa es la percepción del trabajo como una estimulación aversiva. Esto provoca el incremento en los niveles de ansiedad, desgana, falta de atención, cambios en rutinas de sueño, deseos de cambiar de trabajo, irritabilidad, tristeza... Pueden aparecer síntomas físicos (cansancio, fatiga, molestias estomacales, insomnio, taquicardia, dolor muscular, falta de apetito y de concentración, sensación de que falta el aire...) o psíquicos (tristeza, falta de interés, nerviosismo, inquietud, indiferencia...). Suele durar entre 10 y 14 días, aunque en algunos casos llegará hasta los 3 meses. Es aconsejable acudir al médico o terapeuta si dura más de 15 días.

  • Debilidad general con falta de energía y sensación de cansancio.
  • Apatía, astenia, falta de iniciativa y de ganas para llevar a cabo las tareas.
  • Cansancio injustificado y ausencia de motivos que lo justifiquen.
  • Dificultades para conciliar el sueño que pueden derivar en insomnio.
  • Somnolencia y aletargamiento a lo largo del día.
  • Falta de concentración.
  • Distracciones y olvidos involuntarios.
  • Sensación de agobio y angustia.
  • Pensamientos negativos y pesimistas.
  • Cambios de humor y susceptibilidad.
  • Sensación de que algo no va bien o que no funciona en nuestra vida.
  • Desinterés y falta de motivación por el trabajo.
Si este cuadro de estrés es muy intenso y se prolonga en el tiempo, podría aparecer un trastorno de ansiedad, un trastorno del estado de ánimo o incluso disfunciones del sueño o trastornos de la alimentación, aunque no es lo más frecuente.


CONSEJOS

El mejor remedio contra el estés postvacacional es la prevención. Trabajar en una actividad que te guste y disfrutar de vacaciones relajantes son las mejores formas de evitar el malestar que provoca la vuelta a la rutina. Pero si tu trabajo es estresante o las vacaciones han sido muy movidas, aquí tienes algunos consejos que te ayudarán a superarlo. 

  1. Programa tu regreso con tiempo. No regreses de tus vacaciones el día anterior a tu vuelta al trabajo. Necesitas al menos un par de días para retomar tus rutinas y ordenar las cosas que has traído de tus vacaciones.
  2. Aborda tus actividades laborales de manera progresiva. Dedica tiempo a analizar las tareas, prioriza las más importantes y urgentes y comienza por las más sencillas y placenteras. No lleves trabajo a casa.
  3. Respeta los horarios de sueño. Regulariza tus ritmos de sueño tras tu vuelta al trabajo. Evita siestas, al menos durante los primeros días y procura dormir ocho horas de sueño reparador por la noche.
  4. Modera el consumo de alcohol y cafeína. El alcohol, como depresor del sistema nervioso central, puede agravar síntomas como apatía, depresión y astenia provocados por el síndrome postvacacional. El café y las bebidas con cafeína agudizan los síntomas de estrés.
  5. Haz ejercicio físico. El deporte te ayuda a liberar endorfinas que nos hacen sentir optimistas, felices y relajados y también hace posible que la mente se libere del estrés al concentrarse en la ejecución del ejercicio físico. Es fundamental desconectar de las preocupaciones para solucionar los problemas o dificultades de la vida con objetividad y eficacia.
  6. Evita los pensamientos recurrentes. Dar vueltas a lo mismo una y otra vez incrementará tu ansiedad y tu sensación de falta de control. Sal a dar un paseo, haz una actividad que te guste, escucha tu canción favorita... lo que sea para cortar con esos pensamientos que no te llevarán a ninguna parte. Practica relajación.
  7. Organiza tu tiempo y diviértete. Dedícate tiempo a ti mismo y a las cosas que te gustan. Las aficiones ayudan a combatir la ansiedad y el estrés.
  8. Pon límites y aprende a decir "no". Frena la impaciencia y las peticiones o exigencias. Poner límites te ayuda a asumir el control y hace que lleves las riendas de la situación.
  9. Fíjate en lo positivo. A lo largo del día pasan cosas buenas: palabras amables, risas, una llamada de alguien que se preocupa por nosotros... Si agradecemos esos detalles conectaremos con nosotros mismos y seremos conscientes de las cosas buenas que nos rodean. Dedicar una sonrisa o simplemente decir "gracias" hace que los demás se sientan mejor.
  10. Paciencia. Este es un síndrome pasajero y una vez que hayas vuelto a la rutina los síntomas desaparecerán. Es cuestión de actitud y tiempo. 

En definitiva, lo más importante es hacer que el cambio de las vacaciones al trabajo sea lo menos brusco posible y afrontar con actitud positiva la vuelta a la rutina para ayudarnos a combatir la desmotivación que supone la "vuelta a la realidad" o "vuelta a la rutina" tras las vacaciones.





El síndrome postvacacional es característico de los países en los que es habitual que los trabajadores disfruten de largos periodos vacacionales, como España, donde el grueso del descanso anual se concentra fundamentalmente en los meses de verano, explica Adecco. Los trabajadores más propensos a tener este síndrome son los que tienen menor tolerancia a la frustración, los menos resilientes, los que disfrutan de unas largas vacaciones y los que vuelven a un entorno laboral hostil.

Ver más en: https://www.20minutos.es/noticia/3124006/0/que-es-sindrome-postvacacional/#xtor=AD-15&xts=467263
El síndrome postvacacional es característico de los países en los que es habitual que los trabajadores disfruten de largos periodos vacacionales, como España, donde el grueso del descanso anual se concentra fundamentalmente en los meses de verano, explica Adecco. Los trabajadores más propensos a tener este síndrome son los que tienen menor tolerancia a la frustración, los menos resilientes, los que disfrutan de unas largas vacaciones y los que vuelven a un entorno laboral hostil.

Ver más en: https://www.20minutos.es/noticia/3124006/0/que-es-sindrome-postvacacional/#xtor=AD-15&xts=467263

domingo, 12 de agosto de 2018

CODEPENDENCIA EMOCIONAL O ADICCIÓN A PERSONAS


"La codependencia es un círculo vicioso tóxico dentro de la relación: la felicidad de uno depende de la otra persona y a su vez, la felicidad de este último depende de la necesidad de apego del primero"


La codependencia es una adicción hacia la dependencia de otra persona. Se puede dar en relaciones de pareja o dentro de la familia (por ejemplo, entre una madre y un hijo). En las relaciones de dependencia muy marcada, la persona dependiente siente que necesita al otro para seguir viviendo. Es una dependencia psicológica en la que está muy implicada la parte emocional. Es pensar que el otro es imprescindible o insustituible para sentirnos bien y su presencia es una condición necesaria para que esto suceda. 

En ocasiones, no solo un miembro de la pareja se encuentra apegado al otro, sino que ambos dependen uno del otro pero de manera difetente. Esto es la codependencia emocional: hay un miembro dependiente cuya felicidad depende de que su pareja esté a su lado y no le abandone y hay otro, también dependiente, pero a la propia dependencia de su pareja. 

La persona codependiente es una especie de controlador y manipulador silencioso, que pasa el tiempo pendiente de conseguir lo que cree que su pareja necesita. En este intento de proteger al otro deja de ser él mismo. No es una relación sana y tiene efecto negativo en la felicidad de la persona codependiente y de la pareja. Puede afectar a su trabajo, su salud e incluso otras relaciones interpersonales.


CAUSAS

Todos estamos expuestos a entrar en un círculo de codependencia, pero algunas personas están más en riesgo que otras, como los individuos que crecieron en familias disfuncionales en las que uno o más miembros han sufrido alguna adicción, alcoholismo u otro trastorno psicológico invasivo. También en el caso de padres que son absorbidos por sus problemas y no prestan atención a sus hijos. Puede ocurrir incluso por un mal manejo en la dinámica familiar por la ausencia de uno de los padres, discusiones constantes, una separación...


CARACTERÍSTICAS

  1.  Se sienten responsables de los sentimientos de su pareja. Gastan toda su energía en complacerla y hacen sacrificios constantes en su relación dejando a un lado sus propias necesidades.
  2. Se dejan llevar más por la parte emocional que por la racional. No tienen capacidad para resolver los problemas de su pareja. Tienen un déficit en relaciones interpersonales y pese a sacrificar su bienestar por el otro, no consiguen su propósito porque son mentalmente débiles.
  3. Se sienten usados y se victimizan cuando las cosas no salen bien. Utilizan gran parte de su energía para hacerse cargo de la vida del otro bajo el disfraz del altruismo y del querer ayudar de manera sincera. Cuando la ayuda o el consejo es ignorado  o no apreciado, el codependiente se siente enfadado y maltratado. Es frecuente que recurran al chantaje emocional como un intento desesperado por hacer que los lazos que mantienen a la relación unida se mantengan fuertes. Esta estrategia genera malestar en el otro y consigue el efecto contrario, ya que deja claro que es manipulación.
  4. Tienen límites poco claros. Se lo toman todo como algo personal. Los límites son una especie de línea imaginaria entre los miembros de la pareja y cada uno sabe hasta donde llegar para no herir al otro. Por un lado, lo dan todo por la pareja; por otro, les culpan y les echan todo en cara a la mínima de cambio.
  5. Son controladores. Usan la manipulación y la culpa para controlar el comportamiento de los demás. Pueden ser tácticas insconcientes, pero  el vacío y la necesidad de sentirse útiles los convierte en personas controladoras que buscan constantemente ofrecer ayuda a otros. No ofrecen ayuda real, sino que pretenden satisfacer sus necesidades a través de este comportamiento que parece altruista.
  6. Son obsesivos. Pasan demasiado tiempo pensando en otras personas y en cómo estarán. Esto viene provocado por su dependencia, su ansiedad y sus miedo. Se obsesionan cuando piensan en que han o podrían haber cometido un error, ya que lo valoran negativamente y no toleran la frustración.
  7. Tienen baja autoestima. Se valoran negativamente. Temen el rechazo y no se sienten a gusto consigo mismos. 
  8. Habilidades sociales pobres. Ayudar a otros es positivo, pero cuando hay déficit de habilidades sociales, prestar ayuda se convierte en una gran dependencia que tiene como objetivo sentirse valorado y apreciado.
  9. Niegan la realidad. Esto ocurre especialmente frente a los problemas de la pareja y de la relación, aunque tienen una pobre capacidad para resolverlos.
  10. Atrapados en una relación tóxica. Pasan demasiado tiempo intentando cambiar a su pareja porque en realidad saben que son ellos los que tienen un problema que cambiar. Continúan en esta relación tóxica aún siendo conscientes de que no les beneficia.
  11. No son emocionalmente inteligentes. Se mienten a sí mismos y se excusan por el mal comportamiento de los demás. Debido a que evitan sus propios sentimientos y tienen una pobre capacidad de autoconocimiento y reflexión, desarrollan técnicas para mentirse a sí mismos sobre el comportamiento de los demás. No se conocen a sí mismos, no regulan sus emociones y no disponen de buenas habilidades comunicativas.

SÍNTOMAS 

  • Tendencia a pensar solamente en el bienestar del otro sin tener en cuenta sus propias necesidades.
  • Sentido exagerado de responsabilidad por las acciones de otros.
  • Tendencia a confundir amor y lástima y llegar a "amar" a esa gente que quiere "rescatar".
  • Tendencia a implicarse con individuos con problemas psicológicos o emocionales.
  • Tendencia continua a hacer más de lo que le corresponde. 
  • Se sienten heridos cuando los demás no reconocen sus esfuerzos.
  • Dependencia insana en las relaciones. Hará lo que considere oportuno para permanecer en una relación y evitar el sentimiento de abandono.
  • Necesidad de aprobación y reconocimiento que gira alrededor de su pareja y de su propia sed insaciable de amor, reconocimiento y aprobación.
  • Necesidad compulsiva de controlar a los demás.
  • Falta de confianza en sí mismo y/o en otros.
  • Dificultad para identificar sentimientos.
  • Miedo al abandono.
  • Rigidez y dificultad para adaptarse al cambio.
  • Problemas de intimidad y límites.
  • Enfado crónico.
  • Falta de confianza personal en la toma de decisiones.
  • Confusión y sentido de insuficiencia.
  • Hipersensibilidad a la crítica.
  • Rigidez y necesidad de control.
  • Búsqueda constante de aprobación y afirmación.
  • Creencia de que otros causan o son responsables de sus emociones y elecciones.
  • Aislamiento y miedo a otras personas y resentimiento hacia figuras de autoridad.
  • Dificultad para disfrutar.

TRATAMIENTO: PSICOTERAPIA

La psicoterapia individual, la terapia de pareja o la terapia grupal pueden ayudarles a entender por qué compensan el exceso, por qué cubren las necesidades de todos excepto las suyas o por qué se colocan en último lugar. El terapeuta les ayudará a identificar las tendencias codependientes, entender por qué empezaron a usar ciertas conductas y desarrollar el amor propio (autoafirmación) para que puedan sanar y transformar los viejos patrones por otros. Algunos aspectos a trabajar son:
  • Mejorar el autocuidado
  • Establecer límites, forzando a los demás a ser responsables de sus vidas para que el codependiente invierta tiempo y energía en sí mismo.
  • Diferenciar entre apoyar y reparar. El apoyo incluye dar ánimos y la ayuda empática. El reparar a alguien es entrometerse y resolver problemas de personas que no son capaces de hacerlo por sí mismos.
  • Reaprender a ayudar. Tiene que dejar lo que ha considerado como "ayudar" y reaprender a hacerlo.
  • Aprender de patrones de familia. Identificar los patrones no sanos de codependencia en la familia permite entender la dinámica familiar que está siendo alimentada y que mantiene en pie las conductas codependientes que se quieren evitar.








miércoles, 8 de agosto de 2018

SUPERACIÓN PERSONAL


"La superación personal es un proceso de crecimiento en todos los ámbitos de la vida de una persona" 

La superación personal  es una capacidad que tienen las personas para superarse a sí mismas, es decir, de intentar superar las propias habilidades y capacidades, así como de vencer los miedos y las adversidades. Se refiere a nuestra propia situación, en la cual intentaremos mejorarnos a nosotros mismos, centrándonos en nuestro propio yo, en nuestra personalidad, estableciendo los sistemas necesarios que nos faciliten un progreso continuo y evitando comparaciones con otras personas.

Superación personal implica mejoras en la salud física y mental, en las relaciones humanas, en la formación intelectual, en el área académica y profesional, en el desarrollo espiritual, en la participación social, en el cuidado del medio ambiente y en cualquier otro aspecto relacionado con la vida de una persona.

Es un proceso que implica una gran cantidad de trabajo, esfuerzo, disciplina, coraje, persistencia, honestidad, respeto, determinación, amor y una gran responsabilidad.


DECÁLOGO DE SUPERACIÓN PERSONAL

  1. Conocimiento de sí mismo y potenciamiento de las propias capacidades y habilidades. Solamente usamos entre el 5 y el 10% de nuestras habilidades. Debemos descubrir y reflexionar en qué destacamos, qué se nos da bien, en qué somos buenos e intentar mejorarlo cada día. Es preciso para ello considerarnos competentes y confiar en nuestras propias capacidades, así como saber encontrar nuevas oportunidades y retos para lograr el éxito y la satisfacción en la vida. Si no crees en esta capacidad, es poco probable que hagas el esfuerzo de alcanzar tus metas.
  2. Márcate metas que puedas superar. Se necesita esfuerzo y trabajo diario para este proceso de mejora. Es recomendable marcarse un reto viable e intentar superarlo para observar la facilidad con la que lo podemos lograr y la satisfacción que produce en nuestras vidas. Con metas fáciles, poco a poco iremos consiguiendo aquellas que presentan mayor dificultad y que antes veíamos como imposibles. Aumentaremos la dificultad con el paso del tiempo, sin precipitarnos. La meta será lo más específica posible para así poder definir los caminos necesarios para alcanzarla. Los objetivos son de vital importancia a la hora de conseguir nuestros retos. Una persona exitosa sabe fijar objetivos. Las metas son necesarias para conseguir la superación personal.
  3. Supera tus miedos y olvida el fracaso. Para alcanzar la superación personal tenemos que suprimir de nuestros pensamientos y vocabulario la palabra fracaso. Hay pocas cosas en la vida que no podamos conseguir si nos lo proponemos. El no haber conseguido algún objetivo que nos hayamos planteado no significa haber fracasado, sino que hay que entenderlo como un proceso de aprendizaje que nos permite progresar y a través del cual incrementamos nuestros conocimientos y nuestra sabiduría y superamos los temores. En cuanto a los miedos, los identificaremos e intentaremos superarlos poco a poco con el paso del tiempo. Tener miedo es natural, pero no debemos permitir que se apodere de nosotros y de nuestras vidas. Es imporante tener un diario y apuntar nuestros miedos, ponerles nombre, averiguar qué poder tienen sobre nosotros, sobre nuestra mente y nuestra conducta. Tras este análisis, les haremos frente con positividad y paciencia, de modo gradual, pero sin huir ni evitar la situación. Entiende tus miedos como una fuente de energía.
  4. Organiza tu tiempo. La mayoría de las personas malgastan el tiempo porque no tienen planes y acciones organizados. En la vida hay tiempo para todo y si nos organizamos veremos cómo aumenta nuestro rendimiento en cualquier faceta de la vida. La clave para el éxito peronal tiene que ver con la capacidad de saber organizarnos y tener tiempo para realizar todas las actividades. Se recomienda tener una agenda para planificar las tareas y no dejar espacio a los imprevistos, ya que planear el día incrementa nuestra productividad. Priorizaremos nuestras actividades, limitaremos el tiempo que les dedicamos y evitaremos distracciones. 
  5. La vida es cambiante. Puede cambiar de un día para otro y debemos afrontar situaciones inesperadas y novedosas. Es fundamental contar con la capacidad que posibilite la adaptación a los cambios, de modo que podamos afrontarlos de la mejor manera posible. No mires hacia atrás, esto te impedirá avanzar. Tómate cada día como si fuera diferente a los demás. Es importante que seamos flexibles, modificando nuestra mentalidad según las situaciones y los tiempos. Esta flexibilidad será proactiva y constante. El saber adaptarnos nos hará evolucionar, ser más maduros y más completos.
  6. Disfruta de cada momento. La superación personal se consigue disfrutando de cada instante, viviendo cada momento con pasión y ánimo. Viviremos cada etapa de nuestra vida, ya que avanzar paso a paso da solidez a lo que hacemos. Toma el hábito de hacer algo cada día y valora cada cosa que hagas como algo muy importante. Piensa en todo momento de forma positiva, muéstrate optimista e intenta disfrutar de lo bueno e incluso de lo malo. Cada momento de felicidad es consecuencia de un sacrificio y es maravilloso recordar cómo lo hemos logrado. Disfrutar de cada momento y gozar de lo poco o mucho que tengamos, lo que nos hace sentirnos plenos y tranquilos con nosotros mismos, eso es la felicidad. Céntrate en el presente, en el aquí y en el ahora. La superación personal se consigue atendiendo únicamente al presente.
  7. Mide tu progreso. La superación personal consiste en mejorar paulatinamente. No te compares con otros, compárate con la persona que eras ayer. Mira los progresos que haces cada día de la semana y observa tus progresos. Tómalas como una gran victoria. Cada día conseguirás retos mayores, que marcarán el camino de la verdadera superación. Céntrate en ser mejor cada día en relación contigo mismo. Enfócate en tu propia vida, en tus éxitos y logros, admírate, estímate. Da lo mejor de tí mismo y sorpréndete con el resultado de haber afrontado nuevos retos, así como de reconocer que hoy eres distinto a los días anteriores. De esta manera harás tu vida más divertida, más interesante y más feliz.
  8. Sé perseverante. Esto significa ser constante, esforzarse, tener fuerza de voluntad y determinación. Es un esfuerzo continuo para alcanzar lo que nos hemos propuesto y buscaremos soluciones a las dificultades que puedan surgir. No te des por vencido, lucha cada día y valora lo que has conseguido. Uno de los mayores inconvenientes es que nos rendimos fácilmente. La perseverancia nos brindará estabilidad, confianza en nosotros mismos y madurez. No te des por vencido y lograrás lo que te propongas.
  9. Nada es imposible de alcanzar. Debemos ser conscientes de que si queremos conseguir algo que sea humanamente posible, lo podemos lograr. Somos capaces de hacer realidad nuestras metas y luchar por ellas. Si conservamos la ilusión no habrá nada imposible. El secreto está en tu mente, en pensar de manera positiva, en decir adiós al no puedo, no me atrevo o es imposible. Cree en ti.
  10. Busca a las personas más adecuadas para compartir tu vida. Las personas que nos rodean nos afectan más de lo que pensamos. Rodéate de personas positivas que te hagan la vida fácil y no provoquen conflictos innecesarios. La gente negativa transmite negativismo. Relaciónate con personas que te complementen y te ayuden a lograr tus metas. Las relaciones deben ayudarte, no hacerte daño. Rodéate de personas que reflejen lo que te gustaría ser, personas que admires y que te admiren, que respetes y que te respeten, personas que sin hacer nada hacen que tu día brille más.

sábado, 4 de agosto de 2018

GESTIONAR LAS CRÍTICAS


"Podemos criticar los comportamientos, no a las personas"



Hay dos tipos de críticas: las críticas constructivas y las críticas manipulativas.


CRÍTICAS CONSTRUCTIVAS

Nos propocionan información útil para la solución del problema o la naturaleza de la queja. Expresan una opinión justificada respecto a la situación. Están dirigidas al comportamiento, no a la persona.

Pueden ser un reproche por una equivocación cometida o una sugerencia desinteresada.

Las críticas constructivas se pueden afrontar de tres maneras diferentes:

  1. Gestión agresiva: se produce cuando las personas no son capaces de discriminar el elemento constructivo de la crítica y pasan al ataque poniendo fin a la comunicación.
  2.  Gestión pasiva: también tienen dificultad para discernir el elemento constructivo en las críticas. Se sienten inmediatamente juzgados y emiten comportamientos de evasión cerrándose en sí mismos y poniendo fin a la comunicación.
  3. Gestión asertiva: son capaces de distinguir inmediatamente una crítica constructiva sacando provecho de los aspectos constructivos.

CRÍTICAS MANIPULATIVAS

Este tipo de críticas no proporcionan informaciones útiles para solucionar el problema. Se limitan a atacar nuestra integridad culpabilizándonos o interiorizándonos. Está dirigida a la persona, no al comportamiento. 

Es un ataque a la integridad de la persona. El que recurre a este tipo de crítica no se mueve en una dirección constructiva, sino que tiende a emitir juicios sobre la persona que se ha equivocado.

Estas críticas también se pueden gestionar de tres maneras diferentes:
  1.  Gestión agresiva: pasan al ataque porque la manipulación persiste.
  2.  Gestión pasiva: se sienten inmediatamente juzgadas y emiten comportamientos de evitación cerrándose en sí mismos. La manipulación persiste. En algunos casos, las personas pasivas sometidas a críticas manipulativas pueden explotar emitiendo comportamientos agresivos. El resultado no cambia.
  3. Gestión asertiva: reconocen inmediatamente los elementos manipulativos en la crítica y recurren a técnicas verbales defensivas. De este modo, eluden la manipulación desviando al interlocutor hacia la crítica constructiva. La manipulación se extingue.
Las técnicas verbales asertivas para eludir la manipulación son:
  • Pregunta negativa, para entender dónde nos hemos equivocado.
  • Afirmación negativa, para admitir nuestro error una vez que lo hemos detectado.
  • Disco rayado, cuando la manipulación persiste.

EJEMPLO

DIRECTOR: "Señor García,  como de costumbre ha demostrado usted ser incapaz, su relación mensual da asco" (crítica manipulativa)
EMPLEADO: "¿Podría decirme por favor donde me he equivocado?" (pregunta negativa)
DIRECTOR: "¿Dónde se ha equivocado? Es todo lo que está equivocado" (crítica manipulativa)
EMPLEADO: "Si pudiese al menos indicarme un error, podría mejorar" (disco rayado + pregunta negativa)
DIRECTOR: "Este punto, por ejemplo, está totalmente fuera de lugar" (crítica constructiva, aunque se expresa en tono agresivo)
EMPLEADO: "Gracias por habérmelo dicho, en adelante tendré más cuidado. ¿Hay alguna otra cosa que no esté bien?" (aserción negativa + pregunta negativa)
DIRECTOR: "No, el resto está bien"

Con el fin de dominar con convicción las técnicas asertivas para eludir las manipulaciones allí donde un interlocutor desagradable puede suscitar en nosotros solamente desprecio y deseo de expresar nuestro desacuerdo, tenemos en cuenta la siguente analogía:

  • El asertivo es como un karateca: aún siendo capaz de desencadenar ataques letales, sabe que su fuerza consiste en poder parar los ataques del adversario.
  • Sabe que cuando el adversario desiste en la manipulación es porque ha reconocido su superioridad y se ha rendido.
  • La persona asertiva razona por objetivos: quiere ganar la guerra, no la batalla.
La línea asertiva funciona a largo plazo, imponiendo a las relaciones humanas un estándar adecuado. 







miércoles, 1 de agosto de 2018

CÓMO CREAR UN PERFIL PROFESIONAL


"Definir nuestro objetivo profesional nos permitirá conocer qué puestos de trabajo vamos a buscar y qué podemos ofrecer como candidatos"


Es importante saber realizar una óptima exposición de uno mismo a la hora de intentar conseguir un puesto laboral, pues una buena presentación de nuestros talentos es fundamental para transmitir el conjunto de nuestras actitudes, aptitudes, conocimientos y experiencia, de modo que la persona encargada de la selección de personal se pueda mostrar interesada en nosotros y nos dé la oportunidad de acceder a una entrevista de trabajo.

En Psicología, el perfil profesional son las cualidades innatas y ocultas de la persona, las cuales debe encontrar y analizar para alcanzar la profesión que desea. Es el conjunto de capacidades y competencias que posee una persona y que identifica la formación de la misma en relación a una profesión, que le permitirá encarar las responsabilidades, funciones y tareas propias de dicha ocupación.

Un perfil profesional bien elaborado puede marcar la diferencia respecto a otros candidatos. El análisis, valoración y creación de nuestro perfil profesional puede servirnos en numerosas ocasiones, pues cuenta con una triple funcionalidad: para introducirlo en el CV, como un párrafo breve justo debajo de los datos personales o en la carta de presentación a la hora de hablar de nosotros mismos. De esta manera, el seleccionador tendrá una idea de cómo somos y hacia dónde nos dirigimos antes de conocer qué hemos estudiado o qué experiencia tenemos. También nos puede ayudar a la hora de responder a determinadas preguntas en las entrevistas de trabajo.

Para realizar un perfil profesional es fundamental que la persona se conozca a sí misma  para tomar una decisión correcta. Hay muchos casos de personas que desempeñan empleos que no les satisfacen o no se les dan bien y esto es un inconveniente para encontrar la verdadera felicidad, sentirse bien y mantener una autoestima apropiada.

La mayoría de las personas son más felices cuando tienen un trabajo que les llena personalmente. Estas personas son más propensas a superarse personal y profesionalmente.

Cada persona es única, diferente e irrepetible y todos tenemos unas características personales que nos definen y por ello debemos buscar aquellas habilidades que nos hacen únicos con respecto a los demás.

El principal documento donde encontramos un perfil profesional es el curriculum vitae. Primero debemos hacernos una serie de preguntas para diseñar un perfil adecuado. Hemos de reflexionar sobre qué se nos da mejor y qué tipo de trabajo nos puede hacer más felices.  Nos haremos preguntas como ¿Qué busco? ¿Cuáles son mis intereses y motivaciones? ¿Qué puedo ofrecer? ¿Cuáles son mis aptitudes, actitudes, competencias, formación y experiencia? Las respuestas a estas preguntas sirven para el CV o para una entrevista.

A través del perfil debemos dejar claro cómo somos, para qué estamos capacitados, en qué ámbitos podemos aplicarlo y qué funciones podemos desempeñar. En este punto debemos definir aspectos como el tipo de empresa al que queremos optar (pública, privada, mixta, familiar...), el sector con el que se relaciona (educación, sanidad, hostelería...), el trabajo en sí (funciones a desarrollar), el grado o nivel que se requiere (auxiliar técnico, gerente, director...) y el horario de preferencia (mañana, tarde, noche, rotativo, indiferente).

Muchas personas creen que es imposible encontrar un trabajo diferente o algo que les llene realmente, pero es un error. No importa la edad ni los estudios, ya que si tenemos afán de superación y buena autoestima podremos conseguir lo que deseemos. Por eso es tan importante conocerse a uno mismo antes de redactar un perfil profesional.  Es necesario conocerse, valorarse y aceptarse para conseguir una autoestima alta y apropiada, que nos ayudará a superar cualquier miedo o inconveniente, además de contar con la habilidad de superarse personalmente y conseguir cualquier reto que se propongan.

Nuestro perfil profesional viene determinado por nuestra personalidad, habilidades, valores e intereses profesionales. Cada uno decidirá qué le conviene destacar: puntos fuertes, conocimientos, competencias, habilidades, intereses o motivaciones profesionales. Debemos ser claros y concretos, resaltando aspectos de nuestra trayectoria relacionados con la oferta a la que nos estamos presentando. Debemos reflejar también nuestra personalidad, destacando las características que creemos poseer y que pueden generar una diferencia en el momento de la selección.

No es recomendable copiar modelos. Debemos indicar cómo somos, cómo nos comportamos tanto en nuestra vida diaria como en el ámbito laboral. Tenemos que analizar y destacar adjetivos que nos definan, como por ejemplo, positivo, extrovertido, organizado, proactivo, afable, con sentido del humor, puntual, autocrítico, etc.

También es importante atender a nuestras habilidades haciéndonos preguntas como ¿Qué sé hacer bien? ¿Qué soy capaz de hacer? ¿Qué sería capaz de aprender a hacer? ¿Qué habilidad se me daría bien? ¿En qué destaco? ¿Qué acciones hago mejor que otros o en qué trabajos creo que puedo ser único?

Los valores son la base para definir las prioridades, la base de pensamientos y creencias. Generan coherencia entre lo que pensamos y nuestra forma de actuar. Puedes definirlos haciéndote preguntas como ¿Cuáles son mis metas u objetivos y por qué son tan importantes para mi? ¿Qué es importante en mi vida profesional? Es necesario pensar cada respuesta y ser muy sincero. Estos valores son muy subjetivos y contribuyen al bienestar personal. Podemos identificar valores profesionales relacionados con: 
  • La creatividad y el desarrollo profesional: prestigio, independencia, responsabilidad, poder desarrollar nuevas ideas y teorías.
  •  El trabajo y sus características: variedad, trabajo rutinario, trabajo físico, trabajo intelectual, flexibilidad horaria, trabajo en equipo...
  • El salario: remuneración económica, reconocimiento del rendimiento en el trabajo, lealtad a la empresa...
  • El ambiente y la gestión en el lugar de trabajo: buen ambiente, estabilidad laboral, empresa grande o pequeña, buena dirección...
Por último debemos detenernos en nuestros  intereses profesionales, es decir, los trabajos que más nos gustan y con los que más nos identificamos, el porqué de nuestra elección y la preferencia por esas ocupaciones. 

Los intereses y los valores son muy subjetivos y son numerosas las razones que nos harían decantarnos por un trabajo u otro. Ahora tienes que identificar cuáles son los tuyos.


LAS FOBIAS DEL COVID-19

"Estrés, ansiedad, depresión e insommio han sido las principales consecuencias del confinamiento" Agorafobia . Esta fobia se refie...