domingo, 7 de abril de 2019

COMPLEJOS


"Aceptar los complejos y aprender a convivir con ellos es la mejor manera de llegar a superarlos"

Los complejos se deben a percepciones distorsionadas de uno mismo que surgen al compararnos con otras personas o con modelos impuestos por la sociedad y que dan lugar a pensamientos irracionales que llevan a la inseguridad, a la falta de confianza en uno mismo y en sus capacidades y a la pérdida de autoestima, afectando y condicionando la relación con los demás y la actividad profesional Necesitamos comprenderlos para poder mejorar nuestra vida. Identificarlos y darles sentido nos abre puertas porque nos ayuda a entendernos a nosotros mismos y porque nuestra personalidad se construye sobre ellos. Muchas veces son piezas sueltas en nuestra estructura, porque muchos complejos se construyen sobre episodios o ideas que nos han marcado. J. Laplanche y Jean-Bertrand Pontalis lo definen como un conjunto organizado de representaciones y recuerdos dotados de intenso valor afectivo, parcial o totalmente inconscientes.

Complejos y traumas están íntimamente relacionados. Un complejo contiene todos los pensamientos (conscientes e inconscientes), sentimientos, recuerdos y sensaciones que están asociados a un trauma. Cuando hablamos de trauma nos referimos a una situación vivida con sentimientos fuertes en la que aparece la sensación o percepción de amenaza.  Por lo tanto, un comentario, una persona, un lugar, un aroma, etc asociado a la situación anterior, nos traslada a ella. Activa la sensación de amenaza y los mecanismos de defensa que nos preparan para reaccionar ante una realidad subjetiva que puede ser muy distinta a la realidad.

Carl Jung introdujo la palabra complejo dentro de la psicología, pero fue popularizada por la corriente psicoanalítica de Sigmund Freud. Para Jung, los complejos son los bloques de construcción de la personalidad. Un complejo activo nos lleva a un estado de falta de libertad, de pensamientos y de actos obsesivos. 

La familia y la escuela son dos de los principales inductores de complejos en la infancia cuando los niños no se sienten lo suficientemente queridos, valorados y apoyados. A veces una simple característica física les hace diferentes de sus compañeros y amigos y propicia la aparición de un complejo. Si no ponemos remedio a estos complejos que surgen en la infancia, se pueden acentuar en la edad adulta. La sociedad también puede generar complejos en personas adultas cuando sienten que no pertenecen a ciertos cánones de belleza que se imponen desde los medios de comunicación.

Si quieres ser consciente y controlar tu existencia deber explorar tus complejos en tu conciencia. No puedes evitar que aparezcan de vez en cuando, pero sí puedes aprender a dedicarles menos tiempo.

En ocasiones puede haber alguna persona involucrada de manera emocional en nuestro complejo. Cuando esta persona está presente todo parece más negativo, más intenso y más amenazante. Estamos a la defensiva, nos sentimos culpados y etiquetados. Todo parece confabularse a nuestro alrededor y nos sentimos inferiores. Las personas acomplejadas se suelen sentir inseguras e inferiores a los demás, atormentadas, amargadas, incómodas, rechazan los cambios y además suelen tener problemas de autoestima.

Para superar los complejos tenemos que explorar en nuestro interior e intentar averiguar su origen. No todos los complejos son iguales ni se superan de la misma manera, siendo necesario en algunos casos apoyo profesional.

Para superar los complejos es importante buscar siempre el lado positivo de las cosas, potenciar las virtudes propias y ser realistas, sabiendo lo que tenemos y a dónde podemos llegar. También es muy positivo ponernos retos y metas cercanas y accesibles para reforzar la autoestima.

Como en Psicología muchos temas están relacionados, aprovecho para recordaros varios post sobre la autoestima:

CÓMO SUPERAR COMPLEJOS

Normalmente, detrás de un complejo se esconde una expectativa no cumplida. Muchas personas se quejan de que la vida no es como esperaban o que no tienen el cuerpo que les gustaría tener. Cuando imaginamos cómo deberían ser las cosas, tendemos a aferrarnos a esa expectativa y, si no sale como habíamos planeado, sufrimos. Vivimos en una sociedad que exige una perfección irreal. Hay que tener los mejores cuerpos, más dinero que nadie, el mejor trabajo, aparentar felicidad absoluta... Nos crean unas expectativas de perfección imposibles de alcanzar. Todo esto nos lleva a frustración y complejos al no poder cumplir con las expectativas impuestas. Por lo tanto, la mejor forma de superar los complejos es saber que cada uno es como es y no compararnos con nadie. Debemos intentar ser felices con lo que somos y con lo que tenemos, intentando ir más allá pero viviendo felices en el momento presente.

En unos casos, los complejos se podrán superar sin ayuda y en otros se necesitará terapia. A veces es suficiente con reconocerlos, aceptarlos y desear superarlos. Hay una serie de pautas para conseguirlo:

  • Aprende a valorarte por lo que eres, no por lo que dicen los demás.
  • No trates de buscar aprobación a lo que haces. Actúa en función de tus convicciones y criterios sin tener en cuenta lo que otros harían.
  • Aprende a quererte y aceptarte con tus defectos y virtudes.
  • Reconoce tus propias limitaciones con naturalidad.
  • Busca en ti mismo lo positivo y refuérzalo. Esto es lo que hay que mostrar a los demás, en vez de exhibir y hablar de nuestros defectos.
  • Pensamientos y actitudes positivas para reforzar la autoestima. 
  • No trates de utilizar tu apariencia externa para agradar a los demás. Muéstrate tal como eres, sin disfraces.

Todos tenemos complejos, en mayor o menor medida. Comprenderlos es la clave para vencer los traumas que los producen y superarnos día a día.
















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