"Nuestro organismo despierta del letargo invernal y necesita reajustarse"
Esperamos con ansia la llegada de la primavera porque los días son más largos y el calor nos aportará la energía necesaria para afrontar nuestra rutina. Muchas personas, en cambio, se sienten cansadas y sin ganas de ponerse en marcha, bajo una especie de letargo emocional. Esta especie de somnolencia es la astenia primaveral.
La astenia primaveral no es una enfermedad porque no hay estudios científicos que avalen su existencia. Es simplemente un trastorno adaptativo. Astenia es un término clínico que significa cansancio.
No es un trastorno patológico, sino más bien una sensación subjetiva que nos muestra la vulnerabilidad de una persona frente a determinados cambios climáticos. No debemos confundirlo con el T.A.E. (Trastorno Afectivo Estacional), que es una patología reconocida como un tipo especial de depresión que se acentúa bien en los meses de invierno (depresión invernal) o bien en los meses de verano (depresión veraniega) y que debe ser tratada por profesionales. También hay que hacer un diagnóstico difetencial de anemia, deshidratación o cualquier otra enfermedad con un cuadro clínico de características similares. No debemos autodiagnosticarnos ni mucho menos automedicarnos, porque no sabemos con exactitud qué nos sucede.
CAUSAS
- El cambio de tiempo, con subida de temperaturas y de presión atmosférica.
- Incremento de horas de luz diurna.
- Cambio horario (adelantar los relojes una hora)
- Modificación de la rutina diaria: horarios de sueño y de comidas, aumento del tiempo de ocio, etc.
Todas estas circunstancias inducen en el organismo una serie de mecanismos que alteran la regulación de los ritmos circadianos mediante un cambio en la secreción de determinadas hormonas: endorfinas, cortisol, melatonina, etc. Estas alteraciones provocan una alteración de ritmos biológicos, que deben adaptarse a unas nuevas condiciones ambientales más exigentes en el consumo diario de energía. Es como si el organismo despertara de un letargo invernal marcado por las bajas temperaturas y las pocas horas de luz diurna.
La astenia primaveral desaparece por sí sola en una o dos semanas, dependiendo de cada personas, aunque en el caso de ciertas patologías, como la alergia al polen, los síntomas se pueden mantener durante más tiempo hasta que se adapten por completo a las nuevas condiciones ambientales.
SÍNTOMAS
- Cansancio y somnolencia durante el día.
- Tristeza sin causa aparente.
- Falta de energía.
- Alteraciones del sueño, especialmente dificultad para conciliarlo.
- Irritabilidad.
- Ansiedad.
- Pérdida del apetito.
- Cefaleas y malestar.
- Disminución de la líbido o deseo sexual.
- Problemas de concentración o memoria.
- Falta de motivación.
- Hipotensión arterial.
CONSEJOS PARA SUPERAR LA ASTENIA PRIMAVERAL
No hay tratamiento porque, como hemos visto anteriormente, no es ninguna enfermermedad, pero podemos adoptar algunas medidas para acelerar el proceso de adaptación del organismo:
- Anticiparnos al cambio horario: adaptar la rutina diaria a la nueva hora antes de que ésta se produzca. Es importante tener horarios regulares de comida y sueño (acostarse y levantarse).
- Ejercicio físico moderado: facilita la liberación de estrés y mejora la conciliación del sueño, haciendo también que sea un sueño más reparador.
- Alimentación: deberá adaptarse a las necesidades que generan las nuevas condiciones ambientales en el organismo (alimentos menos calóricos y mayor presencia de frutas y verduras frescas).
- Hidratación: con la elevación de temperaturas se suda más y el organismo necesita más líquidos.
- Rutinas de sueño: la astenia primaveral afecta a la secreción de melatonina, la hormona que induce el sueño, y puede ocasionar alteraciones haciendo que no sea tan reparador como debiera. Para evitarlo hay que mantener el número de horas de sueño. Cenaremos al menos una hora antes de irnos a la cama, reservaremos el dormitorio solamente para dormir, mantendremos una temperaturra adecuada y bajaremos las persianas si todavía hay luz diurna.
- No nos automedicaremos ni tomaremos vitaminas. Si la dieta es adecuada, el organismo tendrá todas la vitaminas necesarias y no necesitará aportes extra. El exceso de vitaminas también puede ser perjudicial.
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