"Los celos asfixian al otro en nombre de un amor enfermizo"
Los celos son una respuesta emocional que tiene lugar cuando una persona percibe una amenaza hacia algo que considera propio. Los celos pueden ser normales y se pueden considerar como una respuesta natural e incluso adaptativa en ciertas ocasiones; o pueden ser patológicos, cuando se convierten en un problema y generan malestar. El principal problema es que, aunque se puede alcanzar un cierto control, su curación es muy difícil .
TIPOS DE CELOS
TIPOS DE CELOS
El grupo más importante es el de los celos patológicos o celotipia. Los causan el miedo y la inseguridad de perder a la persona que queremos. Hay tres tipos:
- Obsesivos: son paranoicos y obsesivos y la propia persona sabe que son absurdos e irreales porque carece de pruebas, pero no puede evitar tener esos pensamientos. Pueden generar ansiedad y problemas de pareja, pero su pronóstico es favorable con tratamiento psicológico, porque la persona sabe que sus celos no son reales.
- Delirantes: pueden distorsionar la realidad. Quien los sufre está convencido de que sus celos se fundamentan en pruebas y argumentos reales. Se relacionan con trastornos psicológicos como la depresión o el trastorno delirante.
- Pasionales: se caracterizan por un estado emocional con una duración variable en función de la persona. Suelen estar vinculados a las relaciones de pareja. Quienes sufren celos pasionales consiguen darse cuenta de que sus ideas no son reales.
Hay otro tipo de celos, los celos vitales, que están relacionados con uno mismo. Dentro de esta clasificación encontramos:
- Celos laborales: se relacionan con la imagen de uno mismo en relación con sus compañeros de trabajo. Sienten que están en desventaja y ven injusto que alguien consiga el trabajo o el ascenso que ellos querían o cuando creen que el trabajo del resto está mejor valorado que el suyo.
- Celos de autorrealización: se relacionan directamente con ideas de autorrealización y felicidad. Comparan sus propios logros vitales con los demás y adquieren como propio el modo de vida de los demás. Esto no les lleva a encontrar la felicidad porque genera falsas ideas y falsos modelos a seguir.
Por último, encontramos los celos de relación concreta, que nacen de la relación con determinadas personas:
- Celos infantiles: son habituales entre hermanos, niños de corta edad y adolescentes. Se sienten emocionalmente frustrados al pensar que sus progenitores prestan más atención a su hermano que a ellos. Es una demanada de atención hacia los padres que puede ser frustrante para los niños.
- Celos de pareja: se dan cuando uno de los miembros desconfía de su pareja. Cuando se dan en menor medida se consideran normales en una relación, pero pueden convertirse en un trastorno llamado celotipia si poseen un componente posesivo y agresivo.
CAUSAS
- Baja autoestima, aunque pueda parecer lo contrario. Los celos surgen en personas inseguras que no confían en que su pareja sea capaz de quererle y serle fiel y hace que se vea a sí mismo como poco merecedor de cariño y aprecio. Se repiten a sí mismos "No valgo para nada", "Nadie puede quererme porque soy un perdedor", "Por qué mi pareja me quiere si no valgo para nada", "Seguro que me está engañando".
- Dificultad para valorarse a sí mismo.
- Pérdidas afectivas en la infancia (padres críticos, exigentes o que no valoraban a sus hijos)
- Patrones afectivos mal aprendidos o modelos a seguir poco útiles.
- Mente creativa. Actúa de forma automática. La persona empieza a ver cosas que no son ciertas, llegando a acusar a otros sin pruebas. Todos los buenos detalles que tengan con ella serán malinterpretados y llevados al extremo.
- Fomento de la agresividad desde la infancia. Se puede equiparar a un niño con rabietas, gritos, incomprensión e irracionalidad y termina en agresividad física y/o verbal. A esto subyace un problema emocional que necesita tratamiento y reaprendizaje.
QUÉ HACER
Lo más importante es que esa persona quiera luchar contra esa actitud obsesiva. Deben aprender a identificar si realmente existen motivos para sentir celos. En caso de que sí existan, deberá hablar inmediatemente con la otra persona para evitar malentendidos o el deterioro de la relación.
La palabra "celos" debe desaparecer de su vocabulario. A partir de ese momento dirá "actúo celosamente" y hará una lista de ideas o celos escribiendo junto a cada una las razones que le hacen pensar de esa manera y las prueba que tiene de ello.
Cuando aparece agresividad física o verbal nos mantendremos calmados y le preguntaremos qué le ha molestado y qué podemos hacer que no vuelva a suceder. Así se relajará, ya que si nos enfrentamos a ella la situación empeorará.
Haremos juntos cosas agradables para relajar la situación, fomentar la comunicación y evitar el conflicto. Nos ayudará a mantener a la pareja unida, elevar la autoestima y reducir la ansiedad.
Si tiene una actitud pasiva, las ideas negativas serán más recurrentes, ya que la mente no estará distraída y el problema se incrementará.
Si la situación es muy complicada y está descontrolada, acudiremos a un terapeuta que intervenga en el aprendizaje de conductas adaptativas y nuevos pensamientos racionales.
Haremos un planning semanal con refuerzos y castigos para fomentar la conducta sana y extinguir la conflictiva.
Estudiaremos los pensamientos distorsionados para desmontarlos y sustituirlos por otros más racionales y maduros. Delimitaremos un horario para disfrutar y otro para discutir, para que se vea obligado a cumplirlo y la situación no empeore. Muchos de sus razonamientos son erróneos y exagerados y si lo obligamos a retenerlos y no decirlos hasta que llegue su "horario de celos", muchos habrán desaparecido o se habrán mitigado, evitando enfrentamientos innecesarios.
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