"Cuando se sufre ansiedad, el pensamiento va siempre por delante y predice catástrofes"
La ansiedad es miedo y estrés a la vez. El miedo avisa de un peligro presente e inminente; la ansiedad le ayuda a anticipar peligros futuros para que se tomen las medidas oportunas, como una especie de detector de amenazas. La ansiedad es una habilidad que supone saber extraer del pasado la lección necesaria para proyectarlo en el futuro e imaginar un escenario más seguro.
Es un sistema sofisticado de procesado de la información que se desarrolla a partir de los recursos que le prestan el miedo y el estrés. El miedo ayuda a detectar posibles amenazas y el estrés le da energía para que sea proactivo y tome las medidas oportunas.
A veces se trata de ansiedad inespecífica o genérica que no tiene que ver con una situación concreta. Otras veces se trata de ansiedad específica y conocemos bien el origen del malestar y la preocupación y la generan los mismos factores que nos producen miedo. No la ocasionan eventos reales, sino pensamientos creados por nuestra necesidad de planificar el futuro.
Cuando transformamos de manera oportuna la ansiedad, el sistema funciona perfectamente. Las dificultades aparecen cuando surgen pensamientos que activan la ansiedad, sentimientos de malestar y agitación derivan en conductas mal dirigidas.
PARA QUÉ SIRVE
- Supervivencia. Nos preserva de posibles daños futuros. Si la anticipación es excesiva, nos aleja de la realidad y le quita eficacia a la hora de evaluar y resolver los problemas.
- Previsión. Nos ayuda a adaptarnos a los cambios. Es incapacitante cuando solo nos envía mensajes de "no puedo" y no transforma la energía en las acciones adecuadas.
- Proactiva. Ayuda a buscar soluciones. El miedo no deja pensar, la ansiedad activa los canales de pensamiento y de resolución de problemas.
CAUSAS DE LA ANSIEDAD
- Interpersonales. "¿Por qué me mira así el profesor? Seguro que no apruebo el examen"
- De peligro físico. "¿Y si tengo un accidente? ¿Y si sufro una enfermedad?"
- Ambigüedad. "¿Ese gesto de mi jefe significa que no me renovarán el contrato?"
- Respuestas fisiológicas. Inquietarse, por ejemplo, al oír el latido del corazón durante la noche.
- Rasgo de personalidad. Hay factores que indican que las personas tienden hacia la ansiedad: neuroticismo, tendencia a experimentar situaciones como desagradables, elevada sensibilidad, introversión, tendencia a la sobreexcitación... Las personas más retraídas (inhibidas) desarrollan más ansiedad y depresión.
- Expectativas. La tendencia a presuponer lo que ocurrirá activa el efecto lupa agrandando las señales de peligro del entorno.
- Esquemas mentales. Son los cimientos sobre los que se asientan los pensamientos ansiosos. Si el mapa interior contiene muchas señales de peligro, se alarmará más de lo normal de manera automática.
- Sensación de competencia. Si se siente capaz de manejar el entorno o de autorregular sus propias respuestas, la ansiedad será menor.
- Predisposición hereditaria.
- Exceso de estrés
- Preocupación. Pensamos tanto que somos incapaces de ponernos en marcha para buscar la solución.
- Sesgos cognitivos. Son el sesgo de atención (poner atención a la información de peligro obviando los aspectos positivos de la realidad), sesgo de memoria (la memoria activará el álbum de recuerdos terroríficos) y sesgo de interpretación (interpretará cualquier detalle ambiguo como amenazador)
- El estilo personal para mejorar la ansiedad
ESTILO PERSONAL DE CONTROL DE LA ANSIEDAD
Existen varios estilos de afrontamiento de la ansiedad basados en dos conceptos:
- Vigilancia: actitud de control de lo que sucede.
- Evitación: tendencia a escapar o distraerse de la situación.
Según el modo de manejar la ansiedad pueden ser:
- Personas sensibles. Controlan en exceso y se bloquean. Cuando surge la incertidumbre se activa con fuerza la ansiedad y los pensamientos empiezan a girar una y otra vez en torno al problema que les preocupa hasta sufrir angustia.
- Personas represoras. Tienen poca tendencia a controlar y presentan una conducta de alejamiento porque no soportan la sensación de malestar.
- Personas muy ansiosas. Son muy controladoras y tienden a eliminar lo que les preocupa. Interpretan muchas señales como amenaza y esto les lleva a descentrarse y tener conductas poco eficaces y fluctuantes.
- Personas con baja ansiedad. Tienen bajos niveles de vigilancia y poca tendencia a la evitación. Saben manejarse con calma en situaciones de incertidumbre y pueden autorregularse lo suficiente como para probar soluciones y establecer una que funcione.
TRASTORNOS DE ANSIEDAD
- Trastorno de ansiedad generalizada. Podéis ampliar información en este link: ansiedad generalizada. Cabe destacar en este punto el ataque de ansiedad. Lo podemos describir de la siguiente manera: el corazón empieza a latir rápidamente, hay palpitaciones, dolor en el pecho, se dispara la sudoración, todo el cuerpo tiembla, no se puede respirar y, sin embargo, la respiración está acelerada por la hiperventilación. Se producen parestesias (sensación de hormigueo), mareos, la visión se nubla y se puede producir sensación de irrealidad (como si estuviera en una nube) o de despersonalización (sensación de no estar en uno mismo), pérdida de control, de volverse loco o de muerte inminente... Estos síntomas duran unos pocos minutos que se hacen eternos para quien los sufre. Es muy impactante.
- Trastornos fóbicos. Algunos objetos, animales o situaciones suscitan un miedo irracional, incontrolable y el impulso irrefrenable de evitar aquello que nos causa tanto malestar. Algunas fobias pueden ser invalidantes, como la agorafobia (miedo irracional a los espacios abiertos), que impide a la persona salir de casa. Los más comunes son miedos a los insectos, a volar en avión, a espacios cerrados... Merecen una mención especial la fobia social, temor a estar en presencia de desconocidos, a lo que los demás puedan pensar, al uso de baños públicos o comer en restaurantes... ya que pueden dar lugar a estados depresivos y se convierten en obsesiones.
- Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). La ansiedad se transforma en ideas repetitivas y recurrentes que la persona que las sufre no puede parar y que le impiden dirigir su atención hacia otros temas. El nerviosismo que ocasiona se traduce en conductas compulsivas o repetitivas (rituales)
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